martes, 15 de junio de 2010

UN INCISO III: LAS NOVELAS DE CORIN TELLADO

Corren malos tiempos para la lectura, o mejor dicho, la crisis es la crisis y el presupuesto para la adquisición de nuevos libros se ve algo mermado. En un principio me propuse subir a la biblioteca dos libros por mes, pero con el recorte de nómina el bolsillo anda un poco ajustado de euros y hay que priorizar. Nos conformaremos con ampliar la biblioteca una vez al mes en espera de tiempos con más abundancia.
Así que aprovecharé esta circunstancia para hablar de las novelas de Corin Tellado (y no es guasa).
Cuando hablas con otr@s sumis@s muchos te cuentan que su relación con este mundo del BDSM les viene de lejos, algunos desde su niñez, otros desde su adolescencia, cuando ya leían libros, revistas o comics donde existía un Dominante y otro personaje que asumía el rol de sumisión.
Yo no recordaba que hubiera leído nada en mi vida que hubiera podido influenciarme sobre el tema…hasta que recordé esas maravillosas novelas de Corin Tellado que tanto me gustaban en mi pre-adolescencia.
Ese hombre Dominante, seguro de sí mismo…por supuesto físicamente como un tren, con un toque canalla, dulce, sobreprotector, que en la mayoría de las novelas terminaba castigando a su pareja, con azotes en el trasero, por alguna falta cometida, pero bajo la premisa de que el castigo era por su bien (apartándola de los peligros), para educarla en la obediencia y el respeto.
Y esas mujeres, todas bellas bellísimas, inteligentes, orgullosas, rebeldes, desafiantes, que siempre terminaban irremediablemente enamoradas del guapo protagonistas y convertidas en sumisas sumisísimas.
Y pensar que no tenía ni idea de donde me venía la inclinación sumisa, cuando yo sola me la había metido por vena novela tras novela.
Gracias Corin Tellado por todas las mujeres que hemos descubierto este mundo D/s a través de la lectura de tus novelas rosa en nuestra más tierna adoslecencia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sin duda interesante el arribo a un mundo de placeres ocultos desde los mundos rosas de Corìn. Suele pasar..la mirada es perversa por naturaleza: es decir, termina desviando lo que en un principio puede parecer unìvoco.